PARADIGMAS EN EL ANÁLISIS DE RIESGOS DE EMPRESAS.
En una situación tan difícil como
la actual, los bancos juegan un papel esencial. Los fondos obtenidos
mediante la aplicación de los tres paradigmas que a lo largo de este post vamos
a exponer se deben destinar a:
La acertada gestión del riesgo
constituye una palanca esencial para mejorar el beneficio de los bancos.
En Riesgos no hay que bajar la guardia. Incluso los mejores analistas y los mejores
equipos pueden cometer graves errores. Debemos aprender de éstos.
Reflexiones previas:
- Se deben preparar con minuciosidad las visitas a las empresas.
- Atención a organigramas excesivamente complejos.
- Los rating y scoring son excelentes herramientas pero nunca sustituyen el buen criterio del analista.
- Hay que poner el foco en los productos de alto valor añadido.
Primer paradigma: además de mirar hacia atrás, debemos mirar
hacia delante.
Los estados financieros reflejan
la historia de la empresa pero este indicador es cada vez menos fiable ante los
cambios cada vez más bruscos y rápidos. La clave está en comprender la
capacidad competitiva de la empresa para generar beneficios en el futuro.
Segundo paradigma: poner el foco en el análisis sectorial.
Hay que ser capaces de comparar una
empresa con su sector, conocer sus puntos críticos y entender en qué sectores
debemos priorizar nuestra acción comercial.
Tercer paradigma: proactividad táctica con el cliente.
Antes se esperaba al cliente, se
estudiaba su petición y se decidía. Ahora, todo lo contrario, se busca al
cliente, se intenta alcanzar el máximo nivel de interlocución dentro de la empresa,
se conoce en profundidad al cliente para ser su partner financiero, se anticipan
sus necesidades financieras y se vende lo que realmente necesita, no sólo lo
que nos interesa como entidad. Detectar
con la máxima antelación los posibles riesgos protegerá nuestra posición como
prestamistas.
En un escenario tan
complejo hay que capacitar a toda la plantilla en estos aspectos y dotar de
recursos tecnológicos suficientes. La relación con la empresa necesita
proactividad, pero también TIEMPO, PAUSA, REFLEXIÓN Y CONOCIMIENTO.
En definitiva, aplicar una
gestión inteligente y estratégicamente proactiva del riesgo.
Fuente: Tomás Casanovas. UPF
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